Snow

Parando la pelota, me miro en el espejo y me siento una especie de Gerd Müller. Maradona, todo el tiempo hablan de Maradona. Por estos días, me quedo con Müller en la final del 74. Número 13 y mucho más que suerte para entrar en la historia. Tampoco me olvido de Bettega y Paolo Rossi. Parando la pelota, me miro en el espejo y me siento un poco menos triste. Claro. El fútbol era eso... ¿No?

Sucio y desprolijo

En la peor tragedia que jamás sufrió nuestra cultura, perdemos una voz necesaria para este tiempo que nos toca vivir. Pienso que allá se fue uno de mis ídolos de la infancia y no tengo fuerza para llorar. Su muerte me hace sentir más viejo. De golpe, empiezo a entender que nos deja alguien que luchó por plantar la bandera del rock. Y se va alguien que murió como vivió, que vivió como quiso y eso también nos hacía falta en este tiempo de caretas. Esa mañana antes de su muerte, un cantante ponía un clavo más al ataud del rock. Sin arrepentirse de nada ni sentirse al menos responsable de ser el anfitrión, sólo quería dejar en claro la inocencia de sus compañeros y la propia. Horas después, sobre la ruta, el viejo iniciaba su viaje hacia el oscuro e incierto territorio de la muerte. No nos queda nada. Chau, loco, buen viaje.

Howard Phillip Lovecraft

Con la carne de mis piernas rasgada por el monte, me sumerjo en la caliente viscosidad en la que se pudren las criaturas innombrables. La corrupción que no se puede decir carcome sigilosa las murallas de la ciudad de paredes blancas sobre las que se recuesta el viento caliente, sucio y deplorable del Averno. Mis piernas no tienen más fuerzas y me apoyo con asco en la pared revestida del musgo marrón abundante en pestilencias. Miro y miro la ciudad de Aldebarán, donde se lleva a cabo una milenaria ceremonia diabólica. Despierto en el hospital luego de que me hubieran encontrado congelado y abrazado a un madera providencial que me llevó hasta tus orillas.

Julieta

Maravilla de mi mente. Se desplaza de una esquina a la otra caminando sobre los vidrios y sus pies se cortan y sangran. La luz cae con violencia y recorta su figura.Yo miro. No es esto ni es aquello, es ella. La piedra que rueda y se reune con los escarabajos. Stop.

DDT

Desfile de alfileres en las oscuras esquinas del barrio. El barrio pincha, tiene espinas y hace sangrar a las jóvenes. Una mujer solitaria apura el paso hacia el kiosco, quiere comprar. Enero es igual a febrero, pero ya no extraño tanto el otoño: lo siento cerca. Una mirada más y terminarás en la cama conmigo. Claro que nunca me diste esa chance. Nunca me miraste y terminaste embarazada de otro. Mis amigos no se acuerdan de mí y no sé ni donde están. Este ejercicio de cordura me hace enloquecer. Quisiera no pensar más en nada. Dame algo de tomar y llevame a tu pieza. Antes de que salga el sol, me voy a escapar sin hacer ruido. Así es. Besos. Me gustan tus ojos y me muero de ganas de exprimirte.

Veo gente morir

No soy tan tonto. Prendí la tele y vi que estaban disparando contra la gente. ¿Balas de goma? Ésta!!! Ninguna bala de goma. El plomo, el fuego, la carne muriendo en la calle. Que tengan buen fin de semana, que duerman bien los que puedan.

Mint

No me gustaría pensar que estas palabras sólo llegaran a la legión de chetos inconformistas que vuelven de europa vistiendo y pensando como Joe Strummer. Tengo un grabador potente y escucho Beastie Boys. No pienso en ser más rock de lo que ya soy. Pero soy, no "estoy". Así será, habrá que marcar algunas diferencias cuando sea necesario. Me cansé, me dormí en los brazos de Chuck Berry. Quiero rock. Quiero que me cuentes cosas de Richards, de Monkees, de Johhny Lydon, de Steve Jones, de New York Dolls, de Pete Townsend, de Bobby Gillespie, de Ian Brown, de Damon Albarn, de los hermanos Gallagher. No sé donde queda Blockbuster.

No fui a Colombia

Eso es todo amigos. Ciao! A domani!

Ovunque sei

No tengo doble moral, ni tengo una. Tengo 32 y soy más nocivo que tres de 16. Me aplastás contra la pared como a un mosquito, pero no dejo mancha. La ciudad me causa malestar. Igual es mi habitat y no sé si puedo vivir fuera por mucho tiempo. Todo el año trato de ocultar lo que pienso y lo que me pasa y eso me hace igual a los demás. Vivo en la ciudad que me da la vida. Soy su combustible. Ya se sabe: la gran ciudad se alimenta con basura. ¡Qué me importa si este mundo ya no tiene más arreglo! No es mi culpa, no tengo ninguna responsabilidad, yo no lo rompí.